Gatografía

La generalidad de los madrileños, en su inmensa mayoría, si bien nacidos en el foro, cuenta con progenitores procedentes de los cuatro puntos cardinales de la piel de toro. Pablo puede presumir, además, de contar con ascendientes capitalinos por las dos ramas, materna y paterna. Y aunque no es presumido, bien puede enorgullecerse de ello.

Su formación técnica ingenieril, no supone una barrera de especialización limitadora en sus afanes; antes al contrario, supone un acicate para superarse como ser humano y perseguir un enriquecimiento formativo intelectual con otras disciplinas paradigmáticas  que, antaño, venían a definir al sabio humanista del Renacimiento.

Su amor y entrega por la literatura, por el ensayo histórico, su pasión por las lenguas modernas, -de la cual es muestra su laborioso empecinamiento en dominar la lengua de Kant, de Schiller, de Goethe… y tantos y tantos intelectuales, científicos y músicos alemanes que ha engendrado tan alucinante nación,  de los cuales se declara rendido admirador-, suponen una mínima expresión de los amplios intereses que alientan su existencia cotidiana.

Y la música… ¿Qué sería para Pablo un universo sin música?. Posiblemente lo concebiría como el mayor de los absurdos, y la prueba definitiva del sinsentido de la existencia del hombre. Afortunadamente no es así. Y uno de sus mayores placeres reside en saborear místicamente las obras de los clásicos europeos.

Bach, Boccherini, Vivaldi, Scarlatti, su amado Mozart… héroes que fluyen, meticulosa y armoniosamente, ya que de autores barrocos y neoclásicos tratamos; o que laten arrobada y apasionadamente en su sensibilidad exacerbada cuando sones atormentadamente románticos retumban en sus tímpanos… Beethoven,  Schubert, Mendelssohn, Brahms, Wagner…

Y cuando los interpreta; cuando él mismo seduce al auditorio mientras sus ágiles y precisos dedos recorren el teclado blanquinegro interpretando un “nocturno” de Chopin. “¡Bravo Pablo, otra, otra, bis, bis…!”

Hábil y ameno escritor, ha publicado diversos artículos sobre temáticas variadas, en revistas como “AMIGOS DEL FORO”, o “MADRID HISTÓRICO”, entre otras, versando los mismos sobre hechos históricos tan relevantes para la historia de nuestra ciudad como el alzamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808 o la célebre hambruna de tan castigado pueblo en 1812.

Ha ejercido de aldabón sobre las conciencias de las administraciones públicas recordando, en un sentido articulo, el centenario del fallecimiento de Ruperto Chapí, cumplido el año 2009. Lo que quiere decir que es un rendido admirador de la música española, haciendo especial hincapié en un género tan nuestro que inapropiadamente fue calificado de “chico”.

Su labor como conferenciante y divulgador de la historia de Madrid, ha sido muy destacada y apreciada por todos aquellos que han tenido la fortuna de disfrutarla. Su apariencia formal y contenida poco hace sospechar que nos hallamos en presencia de un auténtico “showman” (y perdonen el barbarismo), que haciendo gala de un verbo fluido, preciso y ameno, lo enriquece sobremanera con una gran expresividad corporal, llegando al uso de la onomatopeya cuando el devenir del relato de la circunstancia histórica narrada lo demanda. Inolvidable, por recordar sólo una, la conferencia que impartió, precisamente sobre el Dos de mayo de 1808, con motivo del bicentenario de dicha efeméride. El público, enardecido y emocionado ante el relato vibrante del sacrificio heroico de nuestros antepasados en tan señalado trance, aplaudió en varias ocasiones, puesto en pie, la entrega y sinceridad evidenciada por Pablo en su vívido relato.

Acabaremos esta semblanza asegurando que la brevedad del espacio disponible no nos permite detallar tantos aspectos de su personalidad y buen hacer, que quedan pendientes de descubrir como un rico tesoro por todas aquellas personas que tengan la fortuna de llegar a tratarle y conocerle. Y sin embargo, desmereceríamos en cierta medida el aprecio personal que sentimos por Pablo, si no aludiéramos, al menos, a su calidad de padre de familia, amante esposo de una gran mujer, y criador de dos preciosas e inteligentes niñas, a las que inculcan sus dos progenitores, el amor por las bellezas de la vida,  y la solidaridad y respeto por sus semejantes.

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